lunes, 29 de noviembre de 2010

la economia del aborto

Es una evidencia que el problema más grave que tiene planteado España es el de la baja natalidad, que tiene como consecuencias la futura pérdida del número necesario de personas en edad de trabajar y la quiebra de la Seguridad Social.
Son ya abrumadores y reiterados los estudios, tanto producidos en España como por organismos internacionales, que señalan que la situación en nuestro país será, a partir del 2015 y sobre todo del 2020, una de las más graves de Europa, con un progresivo e incesante empeoramiento.
A todo esto hay que añadir el hecho de que si la crisis económica en la que estamos entrando se alarga, el problema se multiplicará porque el crecimiento de los parados tendrá graves consecuencias sobre el presupuesto del estado y los ingresos a la Seguridad Social. Nos podríamos encontrar en el inicio de una pendiente de muy larga duración y difícil salida, si se baja de las declaraciones generales y altisonantes al análisis concreto de los componentes económicos.
A pesar de todo ello, España empeora cada vez más en sus políticas de apoyo a la familia. De vez en cuando el gobierno socialista –ahora mismo frente a las elecciones- se siente en la necesidad de otorgar algunas migajas. Pero estas son tan miserables que no consiguen cambiar ni una décima nuestra penosa situación.
Estamos a la cola de Europa-15, ya incluso por debajo de Portugal, en ayudas por hijo. Por debajo nuestro solamente quedan los países del Este, muchísimo más pobres, con la excepción de Hungría que ofrece más que el racanismo gubernamental.
Pero no se trata solo de dinero, en las semanas de baja maternal que se otorgan por el nacimiento del hijo también ocupamos un pésimo lugar. Incluso los países recién llegados a la UE, como Polonia, Hungría, Eslovaquia, Chequia o Bulgaria, ofrecen más tiempo de baja maternal que España.
Todo esto contrasta con el empecinamiento para fomentar el aborto. Es como si este gobierno, y la parte del país que pueda apoyarlo, hubiera perdido aquello que es más elemental en los seres vivos, el simple instinto de supervivencia. Todo señala en la misma dirección: lo políticamente correcto y, por consiguiente lo que fomenta el gobierno, es la autoextinción.
Los abortos ya significan en las cifras oficiales el 21% de los nacimientos, con la posibilidad de que la cifra real sea sensiblemente superior. Muy pronto –solo con datos del Ministerio de Sanidad- los abortos significarán uno de cada tres nacimientos. Esto para un país que tiene un volumen de nacimientos que son menos de la mitad de los que necesitaría para mantenerse, es un suicidio.

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